El proyecto de confianza

2022-07-15 17:53:48 By : Mr. Kevin Du

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La falta de movimiento y el descenso de la temperatura corporal que se producen durante el sueño hace que la lubricación de nuestras articulaciones se resienta.

No sé sabe muy bien por qué (o más bien no queremos darnos por enterados), llega un día en el que esos dulces despertares con rostro lozano y cuerpo ligero se convierten en un recital de crujidos y de lamentos (de los ojos hinchados y la cara abotargada, ya hablamos otro día).

Nos guste o no, sabemos que esa rigidez 'modo robot' con la que amanecemos tiene mucho que ver con la edad y, por supuesto, con nuestro estilo de vida (la actividad física influye y mucho, tanto por su exceso como por su defecto) pero, ¿Por qué se produce? Daniel Porro, fisioterapeuta y fundador de Atrio3, nos lo explica. "La fascia, que es esa capa protectora previa al músculo que recubre todo el organismo, desempeña un papel esencial en nuestro organismo. Entre otras cosas, esta red es la responsable de 'transportar' las toxinas o de que nuestros músculos estén hidratados de forma adecuada para se deslicen suavemente entre ellos al moverse sin chocar. Pues bien, cuando nos tiramos ocho horas durmiendo en la cama, tanto la fascia como el lubricante que tienen las articulaciones y los músculos se 'resienten' por la falta de movimiento y el descenso de la temperatura corporal que se produce durante el descanso. Al no poder lubricar bien, aparecen los clásicos crujidos".

Para intentar que esa esa especie de telaraña mágica desempeñe su función de una manera óptima, se recomienda, según señala Porro, que "ésta esté siempre lo menos tensa posible y, para ello, resulta muy útil acudir al fisioterapeuta para recibir un masaje fascial".

¿Qué podemos hacer en nuestra vida cotidiana para no levantarnos cada mañana como si nos hubiéramos tragado un palo? "Por desgracia, aquí no hay una fórmula magistral para evitar que las articulaciones nos crujan al levantarnos pero si esta tensión viene acompañada de dolores -especialmente, en las zonas cervical, lumbar y rodillas- y se convierte en algo crónico, lo más importante es adoptar posturas correctas en la cama para que el movimiento nocturno no resulte tan forzado".

¿Cómo se consigue esto? "Con una buena almohada que salvaguarde nuestras cervicales; con un colchón adecuado para nuestras necesidades que nos permita una fluidez de los movimientos; y, si padecemos dolor en las lumbares, con un gesto tan simple como colocar una almohada entre las rodillas y los tobillos para que no se produzcan una presión intraarticular en la parte baja de la espalda".

También es importante realizar "un suave estiramiento de la columna vertebral completa, incluso, antes de levantarnos de la cama. En esto deberíamos de fijarnos en cómo lo hace algunos animales, como los gatos, por ejemplo".

Si, al levantarnos, continua la rigidez, "podemos hacer movimientos circulares suaves de cervicales, de caderas, rodillas y tobillos". Para la zona lumbar, "lo más efectivo es agacharnos para intentar tocar la punta de los dedos de los pies, flexionando ligeramente las rodillas si es necesario, dejando que caiga todo el peso de nuestro cuerpo hacia adelante", concluye.

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