Men's Health participa en varios programas de afiliación de marketing, lo que significa que Men's Health recibe comisiones de las compras hechas a través de los links a sitios de los vendedores.
Ha llegado el momento de hablar del tamaño.
Hay algunas personas que dicen que “en la cama no hay alturas” y, según a lo que se estén refiriendo, es posible que tengan un poco de razón. Pero lo cierto es que, dependiendo de las posturas que queramos hacer, la altura limita (y quizá también facilita) las posturas que podemos llevar a cabo, sobre todo conforme las diferencias de altura comienzan a ser realmente significativas.
Pensemos por ejemplo en una mujer más bien bajita que está con un hombre alto. Algunos lugares, como hacerlo en una ducha o en un coche, quizá no acaban de resultar del todo adecuados, aunque nada es imposible. Con un poco de creatividad todo se puede conseguir.
De cualquier modo, una de las cosas más divertidas del sexo, es buscar las formas de hacerlo y las posiciones apropiadas para que todo el mundo quede satisfecho. En el caso de que seas un tipo alto y tu pareja esté más bien del lado de las pequeñas, hemos seleccionado algunas posturas que pueden encajar muy bien con vuestro caso.
Pocas formas más sencillas de evitar la diferencia de altura y, de hecho, sacar partido de ella, que la chica se coloque encima de su pareja y lo monte como a un precioso corcel. Dejarle que tome el control absoluto de la situación, controlando la velocidad y la profundidad de la penetración, mientras el gigantón de su pareja recorre su pequeño cuerpecito con sus manos enormes (al menos en comparación).
Entre las variaciones que se pueden probar estaría la vaquera invertida, o el trono, si solo tenéis a mano una silla o un sillón.
Otra forma de eliminar las diferencias de altura que puede, en realidad, trasladarse a cualquier tipo de superficie elevada y plana como mesas, mostradores o mobiliario del tipo que sea. Lo único fundamental es que el chico esté a la altura correcta para penetrar sin problemas y tener acceso a todas las zonas erógenas de ella, que al ser más bien pequeña estarán muy a mano.
En esta postura es muy buena idea utilizar algún tipo de estimulador del clítoris para que ella se ponga a cien.
Nunca había sido más adecuado este diminutivo. Esta postura resulta muy agradable para ambos miembros de la pareja a pesar de que haya grandes diferencias de tamaño. De hecho, es probable que ambos disfruten mucho de ella, una por sentir cómo los brazos y el cuerpo de su pareja la cubren casi por completo y el otro por todo lo contrario.
Para practicarla, simplemente os tenéis que tumbar de lado en la cama y dejaros llevar por vuestros instintos. La diferencia de altura en este caso, facilita la penetración, que tiene que ser controlada para no lastimarla a ella.
Quizá la postura que se facilita más gracias a la diferencia de estatura es esta, que habitualmente suele requerir un esfuerzo casi incompatible con el deseo sexual para el chico, pero que en este caso resulta mucho más sencilla. El chico podrá mantener el cuerpo de ella en el aire sin tener que sudar demasiado y ella se sentirá ligera, pudiendo concentrarse puramente en el sexo.
Si queréis una postura en la que os sintáis muy cerca y, en este caso, os podáis mirar a los ojos durante la penetración, esta es la posición que estáis buscando. Simplemente es necesario que él se siente en la postura del loto y que ella se coloque sobre su pene en cuclillas o de rodillas, de forma que sea quien controla el ritmo y la profundidad de la penetración mientras se abraza a él como si fuera un animalillo, creando una agradable sensación de unidad.